Como he dicho en otras ocasiones, nuestras diferencias culturales pueden llevar a confusiones y malentendidos, y por ello, la comunicación y el respeto son tan importantes. Desde el primer momento la familia de acogida y el estudiante deberán poner unas normas claras de respeto y tolerancia para garantizar una convivencia agradable para ambos. Los saludos, las muestras de afecto, el espacio personal de la habitación, el tiempo libre… son aspectos destacados para discutir y llegar a un término medio. Por otro lado, el estudiante deberá sentirse integrado dentro de la vida familiar, participando de las actividades conjuntas y de las posibles salidas, reuniones o excursiones.

La disciplina y las reglas dentro del hogar también deben dejarse claras desde el primer momento. El estudiante debe conocer y respetar los horarios de comida, el orden para la limpieza y la lavandería, el horario de las duchas, la hora de llegada… Una conducta inapropiada no es sinónimo de mal entendimiento o de diferencia cultural. La educación es una norma universal que todos conocemos.

La inmersión lingüística es la fórmula más eficaz para aprender un nuevo idioma, ya que se aprende a través de sus costumbres y su cultura. Si amamos esa nueva cultura, también amaremos su lengua y no nos costará trabajo aprenderla.