Hace poco un amigo me dijo que el mundo se divide en dos clases de personas, las que solucionan problemas y las que los generan. Nosotros pertenecemos al primer grupo, y estamos orgullosos de ello.

Nuestra política de calidad nos dicta las normas a seguir, pero actuando con coherencia, respeto y responsabilidad las cosas salen como tienen que ser. No hace falta ser un experto para saber que los principios básicos son universales y que todos deberíamos cumplirlos para una correcta convivencia: actuar de buena fe, respetar las decisiones del cliente, ser empáticos, aumentar su satisfacción, cumplir con las expectativas generadas, ser coherentes con nuestros actos y sus consecuencias, ser honestos y, sobre todo, renovarnos cada día para ofrecer un servicio actual que se ajuste a la demanda cambiante del cliente.

Como en todos los trabajos siempre pueden surgir dificultades, y nosotros no estamos exentos de ellas. Os pedimos disculpas si nos estáis leyendo y alguno de vosotros es uno de los afectados. Ante los problemas intentamos que nuestra reacción sea rápida y resolutiva, pero trabajamos con personas, no con máquinas, y a veces las cosas se retrasan más de lo esperado. Sabemos que en ocasiones os impacientáis, pero creernos cuando os decimos que cada vez que surge un contratiempo todo nuestro equipo, tanto en España como en el extranjero, está trabajando duro para solucionarlo. En Ken’s no sois un número más, sois personas con nombre y apellido, a las que nos tomamos el trabajo, y el tiempo, de conocer y poner cara.

En nuestros programas prima la familiaridad, la preocupación porque todo salga bien, y porque vosotros seáis felices. Cuidamos a todos nuestros alumnos, y hacemos un seguimiento exhaustivo del programa para comprobar cada detalle del mismo. En Ken’s somos una familia, y como tal, cuidamos a cada uno de nuestros integrantes. Nuestra mayor motivación es un trabajo bien realizado, donde el cliente se quede satisfecho y con ganas de repetir en cualquier momento.